Por Agustin Santana,
La Romana.
En un país donde la gente cree en cábala, hechicería y aquelarres en sectas satánicas, imposible desvincular lo que le ocurrió al mayor general Rolando Rosado Mateo, hasta ayer presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas, quien iba muy bien en su cargo, hasta que se involucró en este proyecto. La grabación de un álbum con canciones donde los exponentes de la música urbana procurarían orientar a la juventud sobre el daño que hacen las drogas. La idea, hay que decir, estaba bien. Pero, desde que se hizo este anuncio, le cayó un "fucó" a Rosado. Lo "destutanaron" del cargo. Y aunque se sabe que se debe a otras razones, la boca de la gente lo achaca a que se azaró desde que apareció en esta fotografía. En el grupo hay muchachos buenos, pero dice el refrán, que "no son todos los que están, ni están todos los que son". No todos los que ahí están le pueden decir a la juventud con sus canciones que la droga hace daño. Cuando vienen a ver dejan mal parada la institución, o sea que es un asunto que hay que tomarlo con pinzas, no "consuavena", como lo tomó Rosado Mateo.
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